No es el momento de tirarse los trastos a la cabeza y sí de abrir la puerta al cambio de actitud y juego y de que se siga representando al Real Madrid con dignidad. Al menos eso piensan los dirigentes blancos tras el palo recibido en el Emirates. El análisis de todo lo que está pasando en esta dura temporada, como es lógico, se está haciendo, pero el diagnóstico definitivo llegará unas semanas más adelante. No es cuestión de mirar hacia otro lado, pero creen que es el momento de contemplar el futuro sin tirar la toalla. Hay títulos todavía en juego, empezando por la propia Champions.
Los que mandan saben que hay problemas, que lejos del típico ‘no siempre se puede ganar’, hay una realidad y es que el equipo que paseó por la Castellana en dos ocasiones durante la temporada pasada ha dejado de ser eso, un equipo.
El Arsenal encarrila el pase a semifinales y el Madrid necesita un milagro en el Bernabéu.
Al margen de la pérdida de esa idea colectiva, que partido tras partido queda demostrada, hay un dato que ha llamado especialmente la atención entre dirigentes y cuerpo técnico. Los diez kilómetros menos recorridos por los hombres de Ancelotti en comparación con los de Arteta y los 20 menos si se mira la eliminatoria entre Bayern e Inter de Milán en el otro cuarto de final disputado en la noche del martes. Es algo que se viene repitiendo durante toda la temporada en Europa, salvo en la eliminatoria ante el City.
El método Pintus
Los buenos resultados anteriores habían tapado esa cierta displicencia de los futbolistas del Real Madrid. Comentado en más de una ocasión en las reuniones de los viernes, pero que hasta que no ha estallado en las manos, no se ha puesto el foco en ello. En esta ocasión, el método Pintus no ha llegado a su punto culminante en la fase decisiva de la temporada, acompañado, por supuesto, de la dejadez de muchos jugadores.
Cambios importantes
Con tres meses por delante de competición, lo que suceda el próximo miércoles en el Bernabéu, pero más allá del resultado, es decir, la actitud que muestren, será decisiva en la toma de muchas decisiones. Por momentos, durante la campaña en la sala de máquinas de Valdebebas han hablado de la necesidad de cambios importantes y ahora vuelven a creer que son necesarios cara al futuro.
Lo que quieren transmitir los dirigentes del Real Madrid es que ese escudo no permite bajar los brazos ante ninguna adversidad. Se lo van a trasladar a los jugadores, pensando en la vuelta y con la idea de una posible remontada. Quieren que aparten los egos y que el Real Madrid vuelva a ser un equipo, misión para Ancelotti.