Mientras la UE anuncia la revisión de su acuerdo con Israel por violaciones de derechos humanos en Gaza, Isaías Barreñada, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y co-director del Grupo de Investigación Complutense sobre el Magreb y Oriente Medio, subraya las contradicciones de la política exterior europea, que presume de valores pero mantiene relaciones privilegiadas con un Estado acusado de crímenes de guerra.
National Geographic: Varios gobiernos europeos, entre ellos Francia, España y Reino Unido, han anunciado que empezarán a tomar medidas concretas contra Israel. ¿Podemos hablar de un cambio de postura real en Europa o es solo presión simbólica?
Isaías Barreñada: Hay un cambio evidente en algunos gobiernos europeos y occidentales, motivado por la presión de la opinión pública y la barbarie que vemos a diario. Ahora bien, eso no significa que estén dispuestos a dar un giro coherente, profundo y a la altura de la gravedad de los hechos. Además, hay varios Estados miembros —en Europa central, oriental y los países bálticos— que no respaldarán ninguna medida de presión contra Israel y bloquearán cualquier intento de adoptar una posición común europea.
National Geographic: A petición de 17 Estados miembros, la alta representante para Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, ha decidido revisar el acuerdo de asociación UE–Israel por posibles violaciones de derechos humanos. ¿Qué implicaciones legales y políticas podría tener esta revisión?
Isaías Barreñada: No hay unanimidad dentro de la Unión Europea, y sería la primera vez que se aplica una medida de este tipo a un país aliado del Norte; hasta ahora, solo se han sancionado países del Sur. Tengo muchas dudas de que esto prospere en el Consejo Europeo [la institución de la UE que define las orientaciones y las prioridades políticas generales de la Unión Europea]. En cualquier caso, es positivo que, al menos, se abra el debate.
National Geographic: ¿Cree que estas medidas europeas marcarán un punto de inflexión o, como tantas veces antes, acabarán diluyéndose sin consecuencias reales?
Isaías Barreñada: Es una contradicción total que la UE, que presume de basar su política exterior en principios y valores, mantenga con Israel relaciones del más alto nivel. Estamos hablando de un país que ocupa ilegalmente territorios desde hace 57 años, mantiene un régimen de apartheid y ahora está cometiendo un genocidio —y no es algo nuevo. Todo esto demuestra que imperan los dobles raseros, y que los derechos humanos de unos valen más que los de otros. Dudo mucho que se apliquen siquiera las mismas medidas que se adoptaron contra Rusia. ¿Realmente van a dejar de comprar y vender armas y tecnología a Israel?


Camiones con ayuda humanitaria entran en la Franja de Gaza desde Egipto.
National Geographic: ¿Cómo interpretan estas acciones internacionales tanto la sociedad israelí como los líderes políticos del país? ¿Pueden tener algún efecto disuasorio real sobre el Gobierno de Netanyahu?
Isaías Barreñada: Los gobiernos israelíes son, en general, muy inestables; todos funcionan como coaliciones dispares. Este en particular es un gobierno marcadamente derechista, además de estar secuestrado por las condiciones impuestas por sus socios más radicales, abiertamente supremacistas.
En cuanto a la sociedad israelí, en su mayoría mantiene una mentalidad colonial: se atribuye más derechos de los que reconoce a los demás, y no parece dispuesta a renunciar fácilmente a esos privilegios. Los antiguos sectores sionistas liberales y laboristas hoy son una minoría.
Dicho esto, sí hay una preocupación creciente por perder la protección internacional y convertirse en un país “apestado” dentro de la comunidad internacional. La presión externa podría tener algún efecto si fuera realmente seria y tocara el núcleo de la relación. Israel depende vitalmente de sus aliados. En ese contexto, Netanyahu podría verse forzado a modificar su comportamiento.
National Geographic: Israel ha reiterado su intención de controlar totalmente Gaza. ¿Estamos ante una ocupación prolongada o incluso una anexión de facto del territorio?
Isaías Barreñada: Israel avanza sin un proyecto político claro para Gaza, más allá de querer eliminar a Hamas. Su intención es reocupar la Franja, pero no sabe qué hacer con la población: no puede expulsarla y tampoco quiere hacerse cargo de ella. Gaza, además, no representa ningún valor real para Israel en este momento; solo quedan escombros.
Ahora Israel juega con las declaraciones maximalistas. Pero una expulsión sería un crimen de lesa humanidad. Y una anexión, otro ilícito internacional.