La escena de las lágrimas de Aryna Sabalenka -la nº1 del mundo- cayendo sobre la tierra batida de Roland Garros, ante la derrota contra Coco Gauff en la final del torneo de arcilla roja, fue un ligero déjà vu del Open de Australia 2009, cuando un joven e incansable Rafa Nadal venció, al por entonces invencible, Roger Federer. Mientras la tenista bielorrusa alzaba su discurso sosteniendo el plato de color metálico, se escuchó entre sus palabras e hipos, el recuerdo del llanto de Federer anunciando la llegada de su gran rival -que también gran amigo-, significando, el posible final de su hegemonía en las pistas. Inevitablemente, es una analogía muy evidente a barajar tras la final a raquetazos del pasado 7 de junio, y más aún cuando Nadal y Gauff -el primero tiene cinco años menos que Roger y Coco seis menos que Aryna- representan la estirpe joven que arrasa con los genios asentados.
Este hecho puede que no signifique un cambio de etapa en el tenis femenino, pero sí la llegada de una rival a la altura de la competitividad de Sabalenka. Dos estilos completamente opuestos: Gauff serena, introspectiva y robótica, Sabalenka agresiva, gruñona y emocional. Dos opuestas que complementaron un espectáculo tenístico que se echaba de menos en el ámbito femenino.
Con solo 21 años, Coco Gauff (Atlanta, EE. UU.) levantó su segundo Grand Slam -su primero, el US Open de 2023-, convirtiéndose en la primer estadounidense en coronarse como campeona en la Philippe Chatrier de París en una década. El partido, que duró más de dos horas y media, resultó en un tira y afloja para la nº2, quien supo recoger los muchos errores de su oponente en un equilibrio constante de juego y constanza. El resultado acabó en una oleada de emociones con este resultado: 6-7 (5), 6-2 y 6-4.
Tres años después de haber disputado su primera final sobre la tierra batida de París con 18 años, la digna heredera de Serena Williams, logró aprovechar las señales de su rival y controlar las oportunidades y los puntos tan largos de una de las pistas más lentas. De hecho, para encontrar una campeona tan joven como ella en Roland Garros, hay que remontarse hasta 2002. Gauff ha recordado que la juventud no solo significa caos y explosividad, sino también templanza y la mente fría.
Una leyenda en el horno
Nacida en Atlanta, Gauff destacó desde muy pequeña y, buscando mejores oportunidades para entrenar y crecer, se trasladó a Delray Beach, Florida, siguiendo los pasos de las hermanas Williams, a quienes admira profundamente. Allí se formó en la Next Generation Tennis Academy, mientras su padre, entrenador y pilar fundamental, la guiaba en su camino. Con solo diez años firmó su primer contrato con Nike, pero cuando llegó el momento de renovarlo, New Balance se adelantó, consciente del talento extraordinario que representaba. Su potencial era tan evidente que fue fichada por Team8, la agencia de representación creada y dirigida por Roger Federer, que supo ver en ella un diamante en bruto listo para brillar. Con 15 años llegaba a los cuartos de final de Wimbledon y actualmente, a sus 21 años, se ha coronado como la nº2 del ranking y la reina de París.