Con razón o sin ella, es habitual que el estado físico de un equipo sea uno de los factores señalados inmediatamente tras una derrota y no fue una excepción la crítica al del Barça tras caer 3-1 ante el Borussia Dortmund, la dulce derrota que no impidió al equipo de Hansi Flick clasificarse para la semifinal de la Champions League tras el 4-0 de la ida. Los datos de la UEFA indican que, ciertamente, el equipo alemán hizo más kilómetros que el conjunto azulgrana en el Signal Iduna Park, pero no muestran que el Barça bajara su rendimiento respecto a la ida.
Sorprendentemente, el Barça calcó la distancia recorrida en los dos partidos de los cuartos de final: 117 kilómetros entre todos los jugadores en la ida y 117,1 en la vuelta. Corrió lo mismo, pero seguramente peor, que la calidad del movimiento es a veces más importante que la cantidad.
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El conjunto de Niko Kovac, tras el enfado público del entrenador sobre la entrega de sus jugadores en Montjuïc, sí apretó de forma notable en lo físico y pasó de los 113,1 kilómetros de la ida a los 123,4 de la vuelta. Tenía que remontar un 4-0 y lo dio todo, pero no le bastó.