El Barça, de desnudo a superhéroe

El Barça, de desnudo a superhéroe


Lo de Montjuïc. En uno de esos raptos inexplicables que tiene el fútbol, el Barça pasó de ir desnudo por Montjuïc a ponerse el disfraz del mejor superhéroe de la colección; y darle la vuelta en la media hora final a un 1-3 del Celta que parecía mucho más que una derrota. Durante un buen trozo del partido, el líder de la Liga estuvo perdido y recibió tres goles inexplicables de Borja Iglesias, cuyo episodio recordó aquel hat-trick inútil de Milinko Pantic el día de la famosa remontada copera contra el Atlético, la del Macanudo Pizzi. El Barça estuvo con la cabeza perdida, groggy, y dispuesto a poner en riesgo todo lo que se ha estado trabajando durante la temporada. De Jong cometió un error grueso pifiando un despeje y luego Cubarsí e Iñigo, uno por otro, dejaron al Panda mano a mano con Szczesny, que se quedó mirando al vacío después del 1-3. Por un momento, dio la sensación de que el Barça hacía lo posible por meter al Madrid de lleno en la Liga. Fue entonces cuando Flick frotó la lámpara y le preguntó a Lamine si estaba para jugar. “30 minutos”, parece que le contestó. En un movimiento de piezas que resultó decisivo para el partido, la salida del ’19’ y de Olmo mandó a Raphinha a la posición en la que ha hecho fortuna esta temporada. El brasileño se echó al equipo a la espalda. Asistió a Olmo en el 2-3 y luego agarró la pelota en el minuto 98 para tirar un penalti en el que había un trocito de campeonato. Había que meterlo y Flick lo sabía. Por eso se fue a abrazarlo en cuanto Melero López señaló el final del partido.

Lo del Bernabéu. El viento arbitral también sopló a favor del Barça, que durante un tramo de campeonato creyó cargarse de razones para protestar después de un fuera de juego fantasma de Lewandowski en Donosti; y dos posibles penaltis: a Cubarsí ante Las Palmas y a Koundé contra el Getafe. Laporta, fruto del nerviosismo de aquellos días, habló de “vergüenza”. Pero como casi todo en la Liga, el asunto termina equilibrándose. La plantilla azulgrana se sentará hoy delante de la tele para ver qué respuesta da el Madrid después de su ejercicio de impotencia del miércoles contra el Arsenal. Ancelotti anuncia lucha hasta el final, pero el Athletic, con cambios o no en el once, es un hueso porque Valverde, lejos de la imagen que pueda transmitir, es un competidor feroz. El Barça, sin embargo, tiene cosas más interesantes que hacer esta semana antes de jugar contra Mallorca y Madrid: definir si es el superhéroe que se siente indestructible o un rey desnudo que, jugando como ayer hasta el minuto 60, puede perderlo todo.

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