En los años 90 la industria de la moda vivió el gran boom de las supermodelos, con rostro hermosos, casi perfectos, como el de la canadiense Linda Evangelista, que conquistó la industria por sus intensos ojos azules, altura, estilo y fuerza en la pasarela. Sin embargo, nadie imaginaría que detrás de tanta belleza existe dolor y trauma a causa de un mal tratamiento estético.
Mal procedimiento
Hace algunos años Evangelista se sometió a un tratamiento llamado CoolSculpting, un tratamiento alternativo muy popular entre las mujeres para eliminar la grasa en diversas partes del cuerpo con aplicaciones de frío. Pero, lo que no conocía la belleza, que han salida en muchas ocasiones en la portada de la revista Vogue, es que tendría un efecto extraño en su cara que le ha cambiado la vida.
Las consecuencias fueron duros bultos en el abdomen, los muslos y debajo de las axilas, en las que había aplicado el tratamiento. El mal trabajo sigue pasando factura en la vida de Linda hoy de 59 años, al no poder colocar los brazos rectos a los lados del cuerpo, como antes.
Recientemente, Evangelista abordó el tema en una entrevista exclusiva para Harper’s Bazaar Beauty, en la que afirmó que aún su energía, autoestima y confianza están quebrados.
“Tengo que ir a terapia para poder verme en el espejo, y todavía no me miro. No quería verme al espejo porque no me amaba ni me gustaba lo que observaba ahí. Estoy haciendo el trabajo, y estoy tratando de llegar al punto en que me gusto, con defectos y todo, y tratar de amarme”, aseveró en la conversación.
Una nueva mujer
No todo ha sido color de rosas para la nacida el 10 de mayo de 1965, también ha enfrentado otras dificultades de salud como una operación para retirarse los implantes mamarios, dos diagnósticos de cáncer de mama y el retiramiento de sus rellenos faciales.