¿es demasiado tarde para remontar?

¿es demasiado tarde para remontar?


Elon Musk y Tesla van de la mano. Inseparables para bien y para mal, hoy se asemejan a una relación tóxica. Su papel en la Administración Trump o el apoyo a la ultraderecha europea pesan para muchos al comprar. Los boicots y la pérdida de atractivo de la marca, con una gama envejecida, hacen el resto en las cuentas. La alarma ya ha saltado: Musk volverá a priorizar la compañía, dedicándoles más días, lo que han celebrado los inversores con un tirón en las acciones. Para repuntar del todo deberá resolver encrucijadas, sobre todo la de priorizar su robotaxi o un coche asequible, en un sector más competido que nunca.

Algo falla. Hasta marzo, el beneficio se hundió un 71%, a 409 millones de dólares; los ingresos del motor cayeron un 20%, a 13.967 millones; la producción, un 16%, y las entregas, un 13%. El año pasado ya sufrió caídas inauditas y Musk respondió que en el 2025 se volvería al crecimiento, promesa cada vez más complicada. Más allá de problemas de gama y mercado, en sus resultados reconoció esta semana que el “sentimiento político cambiante” puede tener un “impacto significativo”. El golpe fue claro en la UE. Hasta marzo, según ACEA, matriculó un 45% menos.

De enero a marzo el beneficio se desplomó hasta los 409 millones de euros, un 71% menos

La salida puede estar en nuevos productos. Musk tiene que elegir un camino, priorizar su fetiche robotaxi –Cybercab, un biplaza autónomo para servicio sin conductor– o un coche de menor coste para ganar volumen. Pese a retrasos y promesas incumplidas, se insiste que este año llegarán. Todo a la vez, como la conducción autónoma total. El foco tendría que cerrarse: “La prioridad a corto plazo debería ser un modelo más económico para dejar de perder cuota donde ya está –EE.UU., China, Europa– y poder entrar en mercados emergentes o de crecimiento, como India, el Sudeste Asiático o América Latina. Necesita productos adaptados a esos mercados, más económicos, para seguir creciendo. Ha llegado a un pico de ventas”, plantea Felipe Muñoz, analista sénior de Jato Dynamics. “En un contexto de competencia creciente y demanda más sensible al precio, le permitiría ganar volumen, recuperar cuota y estabilizar ingresos”, coincide Sergio Ávila, analista de IG. Pero por ahora apunta más a un Model Y más pequeño que a un nuevo coche de 25.000-30.000 dólares que anhela el mercado desde hace tiempo. 


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El robotaxi, complejo en lo regulatorio, se ve para más adelante. “Es clave más a largo plazo. El mercado eléctrico se está saturando sobre todo por la llegada de los chinos, y se espera que las fuentes de rentabilidad vengan desde la tecnología del vehículo autónomo”, expone Muñoz. Trump baraja relajar la normativa para dar alas a la innovación. Tesla mantiene que hacia junio podría lanzar los primeros robotaxis, pero ahora no habla de un modelo específico como el Cybercab, sino de hacerlo con los que ya tiene.

El magnate mantiene la idea de un coche más asequible este año, pero insiste con el impulso del ‘robotaxi’

Centrarse en coches nuevos taparía uno de los grandes problemas, su gama envejecida. Se ha maquillado con un reciente rediseño del Model Y, que más que complementar gama puede canibalizar. “Cuatro de sus cinco productos llevan muchos años en el mercado. Pese a renovar y rediseñar, no dejan de ser los mismos. El cliente es cada vez más exigente y hay cada vez más competencia, necesita más modelos”, insiste Muñoz. El Cybertruck, su última novedad, no despega, y su camión Semi sigue siendo una incógnita. Algo mejor está con los aranceles a los coches, ofensiva de su amigo Trump. Es de las menos expuestas al producir lo que vende en EE.UU. en plantas locales, además de importar menos componentes que el resto –dice que el 85% son de Norteamérica, sin la batería–.

Musk ha defendido una y otra vez que Tesla es más que vehículos. “Me mantengo extremadamente optimista con el futuro de la compañía”, dijo tras los resultados. Entre sus apuestas está el robot humanoide Optimus, del que espera producir un millón de unidades al año para el 2029 o el 2030. ¿Más distracciones? El retorno de Musk, por ahora bendecido en los parquets, se le puede girar en contra. “Una mayor implicación eleva las expectativas y, por tanto, el escrutinio. Si no mejora resultados, los inversores podrían castigar duramente la acción. La cotización seguirá siendo volátil, y dependerá de si logra cumplir objetivos estratégicos y calmar el ruido”, comenta Ávila. En el año cae un 25%, y el 40% desde máximos del 2024. Pese a tirar por uno u otro lado, algunos no ven vuelta atrás. “No hay producto que pueda arreglar esto, o cantidad de tiempo pasada en las oficinas de Tesla para deshacer la nueva percepción que muchos tienen de Musk”, señalaba a Reuters Sue Benson, de la firma de marketing The Behaviours Agency.





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