El Real Madrid vive una situación en la que hace 15 años que no se encontraba. Es el tiempo que llevaba sin quedarse fuera de una semifinal de Champions o Euroliga. Un momento extraño en el que su afición parece haber perdido el sentido del tiempo. El triunfo por la mínima frente al Celta, después de ponerse 3-0 en el marcador, fue la demostración de la desconfianza que existe entre todas las partes del club. Solo Güler, con una exhibición digna de ser titular en los próximos años, y Courtois, como seguro que siempre está, se salvan de este estado de intranquilidad.
Mbappé, entre pitos y flautas
Desde el minuto 75 de la vuelta de la semifinal de Champions, cuando Mbappé se retiró lesionado por un problema en el tobillo, se habían consumido tantos capítulos en la trama del Real Madrid esta temporada que pocos fueron conscientes de que el encuentro frente al Celta suponía el reencuentro del francés con su afición. La misma que está dividida ante el rendimiento del galo esta temporada, su primera de blanco, y en la que, tras los dos tantos anotados en el triunfo contra los celestes, oposita al ‘Pichichi’.
Son 24 dianas las que ha anotado Mbappé en una competición en la que todavía le queda la bala del clásico de Montjuïc (domingo, 11. 16:15). Insuficientes para un sector de una hinchada que, en el murmullo del Bernabéu, pide a la estrella de su equipo que tenga el mismo acierto y capacidad decisiva en los partidos grandes. Ponen como ejemplo la segunda parte de la final de Copa, a la que el vestuario se aferra para intentar dinamitar la Liga y comprometer al rival contra el que han perdido los tres encuentros esta temporada.
Para que el fichaje más deseado de los últimos tiempos apruebe en su curso de debut necesita ser la gota que amargue el desarrollo triunfal del Barça de Flick. De lo contrario, sucederá como esta jornada. Mbappé se entendió a las mil maravillas con Güler. Mejor que con cualquiera de los compañeros que ha tenido en un frente de ataque ineficaz. Anotó dos goles, decisivos para el triunfo. Aun así, una pérdida y la falta de intensidad defensiva cuando el Celta se puso 3-2, volvieron a activar las sospechas de un Bernabéu que ya le pitó contra el Athletic, cuando ni siquiera estaba en el campo.
Ancelotti, ante la evidencia de su error con Güler
Carlo Ancelotti no sabe cuántos esquemas se le han roto esta temporada. La jerarquía, que consideraba fundamental en su vestuario, ha saltado por los aires, exponiendo la injusticia cometida con un jugador: Arda Güler. Al igual que sucedió la temporada pasada, el turco está siendo la mejor noticia en el final de temporada de Liga, solo que en circunstancias muy diferentes. El curso anterior atornilló el título y este es un salvavidas de las últimas opciones, que se dirimirán en el clásico.
La 2024/2025 debía haber sido la confirmación del ‘todocampista’, pero sobre todo interior, como relevo de todos los que se retirarán después de él. Pero solo ha servido para retratar la mala decisión de Carletto, quien no perdonó el ruido que surgió desde el entorno del jugador para pedir minutos, como sucedió con Endrick. Esto impuso un tiempo de cocción lenta que el turco ha demostrado más que superado en los últimos partidos.
“La historia del club dice que hay que chupar banquillo para ser titular. Arda lo ha hecho bien, pero lo hará mejor el próximo año. Tiene el perfil de ser titular en el club, pero el banquillo lo ha chupado bien. No le ha molestado bien y ha progresado muy bien“, asegura Ancelotti, rendido a la fuerza ante el jugador con más fútbol de un equipo carente de este atributo. Dos titularidades y dos goles son la capitulación definitiva de un conflicto que no debería existir con Xabi Alonso, el favorito a relevar a Carletto y quien se lo intentó llevar al Leverkusen en el pasado.
Aspas, la última víctima del señalamiento arbitral
El Real Madrid tiene un problema con los árbitros que le está provocando un conflicto reputacional. En L’Equipe, el club blanco fue definido como un “niño caprichoso e intolerante a la frustración” después de lo ocurrido en el final de Copa, con jugadores como Rüdiger enfrentándose directamente a los colegiados, que en la previa denunciaron la presión por parte del medio oficial del club. Los vídeos de señalamiento de Real Madrid TV no han cesado y el resto del mundo del fútbol señala también este tipo de actitudes.
“El ataque tóxico del Real Madrid a los árbitros es un símbolo del declive del club”, apuntaba The Guardian en un duro artículo. No solo son periodistas o medios. En la semana previa al duelo contra el Celta, Iago Aspas, tótem de la Liga, dijo que le había “dado la risa” cuando leyó el comunicado del equipo blanco contra el colectivo arbitral.
El Bernabéu, que en esta cuestión sí ha cerrado filas con su club, recibió con pitos al que fuera internacional español. Un hombre de fútbol que convirtió los abucheos hacia su figura en un conato de asfixia, cuando fue capaz de, con su entrada, alterar el sentido de un claro 3-0 hasta una sufrida victoria por la mínima. Otro episodio de la turbulenta temporada blanca que solo seguirá viva con un triunfo en Barcelona.