Qué eliminatoria. Vivir lo de anoche en las entrañas del Giuseppe Meazza fue algo que los 75.000 que estábamos en las gradas tardaremos en olvidar. Por la crueldad para el Barça, sí. Pero también por la oda al fútbol, a la emoción y al espectáculo que ofrecieron los dos equipos. Cada uno fiel a su estilo.
El Barça tardó un poco, pero en muchos momentos disfrutó e hizo disfrutar a los 4.000 culés que se desgañitaron para levantar a los suyos con el 2-0 y que sufrieron un desenlace muy crudo. El 3-3 de Acerbi fue demasiado. Y la puntilla de Frattesi dejó ya KO a un conjunto de Flick que murió con las botas puestas. Una expresión tan tópica como adecuada para describir lo que hizo la armada del técnico alemán. Enorgullecer a los suyos, levantarse una vez tras otra y demostrar que esto es el comienzo de algo que puede ser muy gordo.
MILÁN, INFESTADA DE CULÉS
La jornada en Milán respiró un aroma a café del bueno. Del tostado en las haciendas de la Costa Rica profunda. El barcelonismo se movió en masa. Respondió como en las grandes citas que ya creíamos casi olvidadas. Todo lo que han generado Hansi y esta camada de jóvenes cocidos a fuego lento en La Masia es increíble. Vamos a repasar varios momentos e historias que pudimos vivir durante el largo día en la capital lombarda y que, quizás, pasaron desapercibidos para el público en general que siguió el partido desde bares, casinos, viviendas familiares, plataformas, oficinas y demás emplazamientos.
MUCHA GENTE SIN ENTRADA
Fueron 4.000 en el gallinero del Giuseppe Meazza, pero se desplazaron bastantes más barcelonistas de los que acabaron entrando en el coliseo milanés. Por cierto, el ambiente fue increíble. Muchos compañeros de prensa fajados en mil batallas reconocían que, seguramente, es la atmósfera más caliente de Europa. Conocimos a gente de Málaga que había hecho una odisea para estar en Milán sin tener un ingreso para el Meazza. Y más casos de lo más ‘rocambolescos’.
COLAPSO Y GENTE SIN PODER ACCEDER ANTES DEL INICIO
Hubo varios centenares de culés que entraron al Meazza con el partido empezado. Los registros minuciosos de la seguridad y la lentitud en los ‘cacheos’ hicieron que en la grada visitante hubiera un boquete importante a la hora del pitido inicial. Indignación e incredulidad entre los barcelonistas. Por suerte, todos acabaron accediendo.
LA CÓLERA DE FLICK
Una vez empezado el partido, se empezaron a suceder los acontecimientos. En la primera mitad, negativos para el Barça. La actuación de Marciniak fue enervando al staff barcelonista y al banquillo. Primero, el polaco advirtió a Araujo. Y luego, en el penalti que señaló de Cubarsí al filo del descanso, Hansi estalló. Estuvo hablando de forma acalorada con el cuarto árbitro, junto a su ayudante Sorg. Y la discusión acabó con el técnico alemán tirando la chaqueta.
Al descanso, Flick siguió insistiendo al colegiado. Durante el partido hubo más episodios. Al final del encuentro, por la falta no señalada a Gerard Martín que acabó en el 3-3. Hansi casi no atendió a sus chicos antes de la prórroga porque estaba enzarzado con Marciniak y el cuarto árbitro.
EL PIQUE IÑIGO-ACERBI
Saltaron chispas entre Iñigo Martínez y Acerbi. Menudo choque de trenes. Dos ‘gallos’ que tuvieron sus más y sus menos durante todos los minutos que coincidieron sobre el verde. Las cámaras captaron lo que parece ser un escupitajo del de Ondarroa justo cuando pasa el central italiano. El jugador del Inter celebra en la cara de Iñigo el 2-0 de Calhanoglu y el vasco tiene una reacción inmediata (y claramente errónea). Ya venían de varios piques y con cuentas pendientes de la eliminatoria de ida.
LOS ÚLTIMOS EN ABANDONAR EL MEAZZA
Devastación y tristeza absoluta entre los jugadores barcelonistas cuando pitó Marciniak. Raphinha y Lamine desolados y tirados sobre el césped. Los futbolistas del Inter, en una bonita imagen, ayudaron a levantar al brasileño. Ningún jugador del Barça quería creérselo. Habían hecho lo más difícil y morían en la orilla.
Los últimos en abandonar el césped (del Barça, claro, el Inter mientras hacía la vuelta olímpica) fueron Gerard Martín y Fermín López. Dos culés de cuna. El lateral había cuajado un partido excelente, con 10’ gloriosos en los que dio dos pases de gol. Un año antes había llorado de forma desconsolada tras no lograr el ascenso con el Barça Atlètic y se repetía el momento. Fermín era animado por todos, pero estaba hundido. Volverán.