El cónclave para elegir al sucesor del difunto papa Francisco ha comenzado este miércoles, con una misa en la que se han reunido los 133 cardenales electores antes de encerrarse en la Capilla Sixtina para empezar las votaciones.
No está previsto que el nuevo papa sea elegido este miércoles, aunque sí se celebrará la primera votación y la primera fumata (humareda). El resultado de cada votación es comunicado al mundo exterior con el humo de la chimenea colocada en lo alto de la capilla: si es de color blanco, significará que se ha elegido un nuevo papa; si es negro es que no ha habido acuerdo y el cónclave continuará.
Diferentes cardenales han señalado a lo largo de los últimos días que esperan un cónclave corto, de no más de dos o tres días. Hasta que no haya un nuevo pontífice, los cardenales votarán encerrados en la Capilla Sixtina cuatro veces al día —dos por la mañana y dos por la tarde— y por la noche dormirán en la Casa Santa Marta y otro edificio cercano, sin poder abandonar el territorio vaticano ni poder comunicarse con nadie externo.
Las quinielas sobre quién será el próximo papa están a la orden del día. Puede ser cualquiera, aunque dos nombres destacan sobre todos los demás. Por un lado está el mediático cardenal Luis Antonio Tagle, filipino, a quien la mayoría de los medios señalan como favorito. El otro gran candidato es Pietro Parolin, italiano de 70 años, mano derecha del Papa Francisco como secretario de Estado y figura clave en la política internacional del Vaticano en los últimos años.
Tanto Tagle como Parolin tienen bazas a su favor. Tagle es filipino y Asia está considerada la cantera de la Iglesia católica. Junto a África, Asia es el único continente en el que siguen creciendo el número de católicos, pero sobre todo las vocaciones. Además, el sudeste asiático es una de las pocas regiones donde el número de monjas aumenta ligeramente. Asia alberga al 30% de las monjas del mundo y al 18,2% de sus sacerdotes. Además, 21 cardenales electores son asiáticos, un número no menor.
Sin embargo, Tagle entrará en la Sixtina después de las acusaciones de no haber gestionado bien los casos de abusos cuando era arzobispo de Manila, de una campaña en su contra de parte de la prensa conservadora y de sus vídeos virales en los que se le ve cantar o bailar, lo que puede restar consensos.
Por ello, en las últimas horas han crecido las posibilidades de un tercer candidato en liza: Pablo Virgilio David, de 66 años, obispo de Kalookan, que es además presidente de la conferencia episcopal filipina. Algunos medios aseguran que en las congregaciones generales de preparación al cónclave ha sorprendido a muchos con un brillante discurso.
David ya había destacado en el Sínodo sobre el futuro de la Iglesia, donde, respondiendo a preguntas de los periodistas en una rueda de prensa, denunció “la tendencia a juzgar a las personas homosexuales” y agregó que “en Filipinas existe la misma palabra para hombre y mujer, todos somos hijos de Dios”.
Políglota (habla tagalo, inglés, español, francés e italiano, pero también entiende alemán y holandés), tiene una fuerte conciencia en favor de la justicia social. “Si los pobres no vienen a la Iglesia, la Iglesia debe ir a ellos”, afirmó no hace mucho David.
A favor de Parolin está el hecho de que Italia no cuenta con un Papa de este país desde 1978, cuando fue elegido Juan Pablo I, quien ocupó el cargo desde agosto de 1978 hasta septiembre de 1978, uno de los más breve de la historia. Es por ello que en las apuestas también figuran otros nombres italianos, como el del cardenal Matteo Maria Zuppi (69 años), presidente la Conferencia Episcopal italiana desde 2022.
Los europeos parten en desventaja
Sin embargo, los cardenales europeos parecen partir en desventaja en la carrera por ser papa, algo que perjudica a Parolin y Zuppi. Lo explica así el cardenal sueco Anders Arborelius: “Europa está vieja y cansada y por eso sería natural que el próximo papa viniera de África o de Asia”.
“En porcentaje los europeos son mayoría, si estuvieran unidos serían los más fuertes, pero no lo parece. Los europeos no están tan unidos. En cambio, lo más probable es que los asiáticos estemos más unidos y apoyemos a uno o dos candidatos. Veremos la primera votación y veremos quién es el candidato favorito, y estoy seguro de que uno de ellos vendrá de Asia”, completa el cardenal Tarcisius Isao Kikuchi, arzobispo de Tokio y presidente de Cáritas Internacional, en una entrevista con La Repubblica la víspera del cónclave.
De hecho, se espera que los 21 asiáticos apuesten por Tagle o David, pero también cardenales europeos importantes y varios latinoamericanos han comenzado a tomarse en serio la candidatura de Tagle. Sin embargo, nada está escrito y no se descarta que haya sorpresas.