Fabricar un iPhone en Estados Unidos suena bien sobre el papel, pero la realidad es más complicada de lo que parece. El Gobierno de Donald Trump amenaza con imponer un arancel del 25 % a los iPhone que no estén ensamblados en suelo estadounidense. Apple, que lleva años diversificando su producción fuera de China, se enfrenta ahora a un nuevo desafío político… y también técnico. Entre los obstáculos más inesperados: unos minúsculos tornillos que lo complican todo.
El detalle lo ha contado el secretario de Comercio, Howard Lutnick, en declaraciones recogidas por Reuters. Según explica, una de las dificultades más absurdas, pero reales, de fabricar un iPhone en EE. UU. es la imposibilidad de automatizar tareas tan aparentemente simples como insertar tornillos diminutos, que están fuera del alcance de la robótica actual en este contexto.
El propio CEO de Apple, Tim Cook, ha reconocido que automatizar este tipo de procesos no es viable hoy por hoy, especialmente al ritmo de producción que requiere un dispositivo como el iPhone, del que se venden millones de unidades cada trimestre.
De Zhengzhou a la India (pero no a Texas)
Hoy por hoy, la inmensa mayoría de los iPhone se ensamblan en China, en megafábricas como la de Foxconn en Zhengzhou, también conocida como ‘iPhone City’. Pero Apple lleva años trasladando parte de esa producción a India, donde ya se ensamblan modelos como el iPhone 15, y prevé que en 2026 la mayoría de los iPhone vendidos en EE. UU. se fabriquen allí.
Lo que Apple no contempla, al menos por ahora, es mover esa producción a Estados Unidos. Las razones son económicas y logísticas: el coste de ensamblar un iPhone en EE. UU. podría disparar el precio final del dispositivo hasta los 3.500 dólares, frente a los 1.200 dólares actuales, según los analistas consultados por Reuters.
Aunque el ensamblaje final ocurre fuera, Apple sí produce algunos componentes clave en suelo estadounidense. Por ejemplo, diseña sus chips en California y está construyendo una fábrica de semiconductores con TSMC en Arizona. Sin embargo, gran parte de la cadena de suministro —pantallas, cámaras, baterías, sensores…— sigue localizada en Asia.
¿Un iPhone ‘Made in USA’? No por ahora
La administración Trump quiere usar los aranceles como herramienta para “traer de vuelta la fabricación estadounidense”, pero la cadena de suministro global del iPhone es tan compleja que ningún país puede replicarla de forma inmediata. Y mucho menos, a costes competitivos.
Mientras tanto, Apple sigue apostando por la diversificación: menos dependencia de China, más producción en India, y quizá en el futuro un equilibrio con plantas en otros países asiáticos. Pero esos pequeños tornillos —y lo que representan— siguen siendo un símbolo de por qué, en 2025, fabricar un iPhone en EE. UU. sigue siendo más una aspiración política que una realidad industrial.