En la rifa de aranceles que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, montó en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca este jueves, a la Unión Europea le tocaron tarifas generales de un 20%. Unas horas después, desde Samarcanda (Uzbekistán), Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, advirtió de las “nefastas” consecuencias del anuncio de Trump para el comercio global. La alemana puso menos énfasis que en otras ocasiones en la disposición del bloque comunitario a responder a los aranceles americanos con contramedidas.
El objetivo prioritario de la UE ahora mismo es intentar suavizar el impacto. Maros Sefcovic, comisario de Comercio y Seguridad Económica, hablará este viernes con sus homólogos americanos, con los que ya estuvo reunido la semana pasada en Washington. Bruselas sigue una nueva guía con tres ingredientes: negociación, represalias y diversificación. La prioridad absoluta es negociar, pero al mismo tiempo la Comisión se prepara para aplicar contramedidas en algunos ámbitos, como el acero y el aluminio, donde ya está prácticamente listo un paquete de respuesta por valor de 26.000 millones, y busca diversificar para encontrar nuevos mercados para sus exportaciones, pero también para importar productos que ahora quedarán bajo los fuertes aranceles americanos. De ahí el impulso del Ejecutivo comunitario en los últimos meses por cerrar nuevos acuerdos comerciales, como el del Mercosur.
“Actuaremos con calma, cuidadosamente y de forma unificada, mientras calibramos nuestra respuesta, permitiendo el tiempo necesario para las conversaciones. Pero no nos quedaremos de brazos cruzados si no logramos un acuerdo justo”, señaló este jueves Sefcovic en un mensaje en redes sociales anunciando las primeras llamadas con Howard Lutnick y Jamieson Greer este mismo viernes. “Los aranceles injustificados inevitablemente resultan contraproducentes”, ha escrito el eslovaco.
Fuentes comunitarias calculan que el impacto de todos los aranceles, sumando también el 25% al acero y el aluminio, el 25% anunciado al sector del automóvil y este nuevo 20% al resto de productos (salvo algunas excepciones), será de unos 81.000 millones de euros al año, aunque explican que esa cifra se basa en un escenario en el que el comercio continuara a los mismos niveles, algo poco probable ante el aumento de los costes. Para muchos Estados miembros, especialmente los más expuestos, no vale únicamente con aceptar esto como el nuevo status quo: hay que intentar mitigar y suavizar el golpe. Ese ha sido, por ejemplo, el mensaje del primer ministro de Suecia o del ministro de Asuntos Exteriores italiano, dos de los socios potencialmente más afectados.
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Nacho Alarcón. Bruselas Gráficos: Unidad de Datos
“Queremos encontrar una solución. No estamos en el negocio de la confrontación”, ha señalado una fuente comunitaria, que recuerda que las negociaciones no empiezan este viernes, sino que Sefcovic ya ha estado en varias ocasiones en Washington desde que Trump volvió a la Casa Blanca en enero. La última vez fue la semana pasada, acompañado por Bjoern Seibert, jefe de gabinete de Von der Leyen y hombre de máxima confianza de la presidenta. Del viaje volvieron convencidos de que cualquier negociación tendría que esperar al anuncio del 2 de abril. La fórmula utilizada por la Administración americana demuestra que no había margen para obtener concesiones antes de ese anuncio inicial.
Von der Leyen y su equipo están en continuo contacto con los jefes de Estado y de Gobierno, y la idea es ir ajustando el mensaje político conforme evolucione la situación. De hecho, la presidenta de la Comisión Europea realizó un discurso bastante duro el martes desde el Parlamento Europeo en Estrasburgo, pero este jueves, al reaccionar al anuncio de Trump, empleó un lenguaje menos duro. “Estamos formulando una respuesta a lo que es una cuestión geopolítica compleja gigantesca, así que a veces habrá recalibración”, explican las fuentes.
La Comisión Europea insiste en que nada está fuera de la mesa. Hay mucho debate en Bruselas sobre qué estrategia seguir, con algunas capitales pidiendo que la UE no se eche atrás a la hora de aplicar medidas contundentes. Una posibilidad sería, por ejemplo, recurrir al instrumento anti-coerción (ACI) de la Unión, ideado inicialmente para lidiar con actores como China, aunque no se descarta su uso contra Estados Unidos. El Ejecutivo comunitario prefiere de momento dar margen a la negociación. “Solamente puedo decir que tenemos muchas respuestas posibles y que hoy no vamos a descartar nada”, ha añadido otra fuente comunitaria, subrayando el delicado equilibrio entre mostrar voluntad de diálogo y señalar con claridad que Bruselas está dispuesta a tomar represalias si Washington mantiene sus aranceles.
Respecto a la diversificación, el Ejecutivo comunitario ha evitado abundar en detalles. En esencia, se trata de continuar la línea que Von der Leyen impulsa desde el regreso de Trump a la Casa Blanca: Europa está abierta a los negocios. “Buscamos socios en los que podamos confiar y con los que podamos trabajar. Y nuestros esfuerzos siguen la senda de lo que hemos hecho con México, Suiza, Malasia, India, Indonesia y otros países, por ejemplo, en la región del Golfo y en el Sudeste Asiático”, añade la misma fuente.
En la rifa de aranceles que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, montó en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca este jueves, a la Unión Europea le tocaron tarifas generales de un 20%. Unas horas después, desde Samarcanda (Uzbekistán), Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, advirtió de las “nefastas” consecuencias del anuncio de Trump para el comercio global. La alemana puso menos énfasis que en otras ocasiones en la disposición del bloque comunitario a responder a los aranceles americanos con contramedidas.
