El alto el fuego que arrancó este domingo en Gaza ha permitido la liberación de tres rehenes israelíes secuestrados por Hamás de noventa palestinos de las cárceles de Israel. Pero nada es sencillo en la partida de sangre y venganza desatada por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, hace quince meses que ha puesto a Oriente Medio al borde de una crisis global.
La tregua en tres fases, la primera de seis semanas, ofrece un alivio a los familiares de los cautivos y sobre todo a la población de Gaza, masacrada por las bombas israelíes. Según el pacto, otros treinta cautivos israelíes serán devueltos a sus familias en las próximas seis semanas, así como cientos de palestinos presos en Israel.
El acuerdo da un respiro sin bombas a los más de dos millones de gazatíes destrozados y desplazados por la guerra, y permitirá atender sus necesidades más perentorias, con comida, combustible, asistencia sanitaria y bienes básicos. Ya este lunes habían entrado en Gaza desde la frontera con Egipto centenares de camiones con ayuda humanitaria y suministros médicos.
Pero esta calma tensa no engaña a nadie, ni siquiera a su principal promotor, el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump.
Un Donald Trump que ha llegado a la Casa Blanca con el respaldo a Israel y la amenaza de “desatar el infierno” contra Hamás y sus maltrechos amigos en el Líbano e Irán. Pero también un Trump que abandona la debilidad mostrada con Netanyahu por su predecesor, Joe Biden, y deja claro a los extremistas israelíes que ahora la prioridad está en los intereses estadounidenses y eso incluye un lavado de la vapuleada imagen de Washington en la región.
Está en juego la libertad de los rehenes israelíes, pero también la estabilidad de Oriente Medio bajo la nueva Administración estadounidense. Trump apoya a Netanyahu, pero considera que ya ha llegado demasiado lejos el ojo por ojo desatado en Gaza por la matanza de 1.200 israelíes cometida por milicianos de Hamás el 7 de octubre de 2023 y cuya onda expansiva ha golpeado al Líbano, Siria, Irán y Yemen.
Netanyahu saboteará la tregua. Es cuestión de tiempo
Ni Trump ni nadie en su equipo acaba de confiar en el compromiso de Netanyahu para respetar esta tregua, cuya primera fase de 42 días comenzó el domingo a duras penas, después de que Netanyahu tratara de retrasar la firma. Según indicó el prestigioso diario progresista israelí Haaretz, Trump y su enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff, tuvieron que emplearse a fondo para doblegar al primer ministro israelí y evitar que frustrara el alto el fuego.
Netanyahu está mintiendo a Trump y se prepara para sabotear el acuerdo de alto el fuego en Gaza, tituló este lunes la publicación. El primer ministro israelí “todavía está planeando hundir el acuerdo y, con él, a los rehenes y la agenda más amplia de Trump en Oriente Medio”, aseveró Haaretz.
En sus palabras de felicitación a Trump en su toma de posesión este lunes, Netanyahu fue tajante sobre todo el “trabajo” aún por hacer: “El retorno de los rehenes restantes, destruir las capacidades militares y el mandato político de Hamás en Gaza y asegurarse de que el enclave nunca vuelva a ser una amenaza para Israel”. Es decir, más guerra.
Sin voluntad en Israel y Hamás para garantizar la tregua
A nadie se le oculta que el alto el fuego camina sobre el filo de una navaja y que hay muchos preparados para torpedearlo, empezando por Netanyahu, cuya propia supervivencia política depende de que esta guerra continúe y anule todos los fundamentos para la existencia de un estado palestino.
Tampoco Hamás se beneficiaría mucho de una paz permanente. Diezmadas sus milicias bajo las bombas israelíes y con sus aliados exteriores, Hizbulá e Irán, castrados en su influencia en Oriente Medio por la estrategia brutal de Israel, Hamás tiene además en frente a la Autoridad Nacional Palestina, en el poder en la Cisjordania libre y que, en caso de paz, será quien lidere la reconstrucción de Gaza.
Los países árabes lo están diciendo estos días. Están dispuestos a ayudar a la reconstrucción de Gaza, pero no será bajo el control de la decapitada Hamás, cuyos principales líderes han caído bajo las bombas israelíes. Aunque Hamás ha conseguido un gran respaldo en Cisjordania en estos quince meses de guerra, sus intentos de imponerse a Fatah y la ANP han manchado aún más su estrategia.
La nueva Administración Trump ya lo indicó antes de asumir el poder: Hamás no volverá a gobernar Gaza. El asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, dijo al programa Face the Nation, de la CBS, que, si Hamás incumple la tregua, EEUU apoyará a Israel “para que haga lo que tiene que hacer”.
Fue Hamás quien lanzó la incursión del 7 de octubre de 2023 que asesinó a 1.200 israelíes y secuestró a 251. Lo que pudo calificarse entonces de una acción terrorista a gran escala fue el pretexto para Israel para poner en marcha su estrategia de genocidio y destrucción en Gaza, con más de 47.000 palestinos asesinados, 110.000 heridos y otros 10.000 desaparecidos.
Witkoff intentará preservar el alto el fuego
Mientras la Unión Europea pierde la ocasión de jugar un papel fundamental en la salvación de Gaza y el Estado palestino, y se limita a señalar de manera cínica que este acuerdo puede abrir “un nuevo capítulo” entre israelíes y palestinos, el nuevo inquilino de la Casa Blanca maniobra para que Israel siga siendo la mayor potencia de Oriente Medio, sin que Netanyahu meta a EE.UU. en una guerra aún mayor.
Por eso, el delegado de Trump para Oriente Medio, Witkoff, quien ha jugado un papel crucial en la consecución de esta tregua, podría viajar en breve a la misma Gaza a fin de garantizar, si no la paz, sí al menos el cumplimiento del actual alto el fuego.
Los nuevos señores republicanos de la Casa Blanca desprecian a Hamás, pero no se fían de Netanyahu y sus pretorianos. “Hay mucha gente, radicales, fanáticos, no sólo del lado de Hamas, sino del ala derecha israelí, que están absolutamente interesados en dinamitar todo este acuerdo”, reconoció a la cadena NBC un alto funcionario estadounidense.
Y como subrayó también Haaretz, Netanyahu cuenta con la “ayuda” indirecta de Hamás y su intento de conservar el poder en Gaza para hacer descarrilar una segunda fase del alto el fuego.
El ejército israelí prepara la revancha tras el alto el fuego “temporal”
Ya lo están avisando en las cúpulas militar y política israelíes, incluso desde los primeros momentos del alto el fuego. Así, el jefe del estado mayor israelí, Herzi Halevi, adelantó que el ejército de Israel podría reanudar la contienda en cuanto termine la tregua. “Estaremos decididos a volver a los combates en el futuro”, amenazó el militar.
Estas palabras fueron coreadas por el poder político israelí. Su ministro de Exteriores, Gideon Saar, recordó que ha sobrevivido parte de la capacidad militar y política de Hamás, pese a que su destrucción era una de las prioridades de la guerra.
“Esto es un alto el fuego temporal”, justificó Saar. “La guerra en sí misma no es un objetivo, pero si no tenemos otra opción que volver a recurrir a las acciones militares para conseguir esos objetivos, lo haremos”, afirmó.
En el mismo seno del Gobierno de Netanyahu, los más extremistas no dejaron de lanzar sus amenazas incluso mientras eran liberadas sus compatriotas. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, prometió hundir la coalición gobernante si no establece un gobierno militar en Gaza, con la ocupación de la Franja. “No hay otra forma de echar del poder a Hamás”, apuntó Smotrich.
La mano derecha de Netanyahu y ministro de Defensa, Israel Katz, lanzó también una advertencia: “no pararemos la guerra hasta que todos los secuestrados vuelvan a casa”, subrayando así la temporalidad del acuerdo.
En una muestra de que la guerra no solo no ha acabado, sino que podría retomarse en breve, el jefe del Estado Mayor israelí anunció este lunes que el ejército podría lanzar en breve “importantes operaciones antiterroristas” en Cisjordania, donde el domingo fueron liberados los noventa palestinos incluidos en el canje por los rehenes israelíes.
Esta es una de las posibilidades que abre el nuevo acuerdo: desplazar de Gaza a Cisjordania la presión israelí más agresiva. Ya en 2020, en su primera etapa de presidente, Trump instó a Israel a anexionase parte de las zonas ocupadas ilegalmente en Cisjordania por colonos judíos.
Israel atento a los pasos que dé Hamás
El mayor temor ahora es que un incidente menor protagonizado por Hamás pueda desatar toda la furia israelí, que espera la mínima provocación. Aunque de momento, han sido solo los soldados israelíes quienes han violado la tregua puntualmente, por ejemplo, con el asesinato de dos palestinos en Rafah, sur de Gaza, uno de ellos un niño.
En todo caso, preocupa la reacción de Hamás en esta primera fase de la tregua, con miles de milicianos muertos, su poder en Gaza cuestionado y habiendo perdido buena parte del apoyo del Eje de Resistencia de fuerzas islamistas de Oriente Medio sufragadas por Irán.
Hizbulá, el principal de estos grupos, ha visto mermada su fuerza militar por la invasión israelí del Líbano. En el caso de Teherán, su prestigio se ha desplomado, tras los golpes asestados por Israel contra sus fuerzas en Siria y Líbano, y sobre todo tras el derrocamiento en Damasco de Bachar al Asad, otro gran aliado de Hamás.
Sin el apoyo pleno de Irán y de Hizbulá, Hamás podría intentar un salto sin red y optar por el martirio en la guerra contra Israel confiando en que su ejemplo quede en la memoria de la maltratada población de Gaza para inspirar a nuevas generaciones de combatientes.
Con ello solo le haría el juego a Netanyahu, que busca un mínimo pretexto para “terminar el trabajo” en Gaza y apostar por el Gran Israel a costa de los territorios palestinos.