Joan Camprubí, líder de ‘Som un clam’, plataforma de socios y socias del Barça preocupada por la gestión que está llevando a cabo Joan Laporta durante su segunda presidencia, está dispuesto a llegar hasta el final para evitar que el club acabe convirtiéndose en una Sociedad Anónima Deportiva. Si es necesario presentar una moción de censura, no le temblará el pulso.
Y es que, asegura, “desde Som un clam, llevamos muchos meses alertando de la situación crítica que vive el Barça. Y la situación que estamos viviendo recientement con Dani Olmo es solo la punta del iceberg”. Camprubí entiende que la entidad sufre “una gestión basada en la improvisación. Llevamos tres años sin director general y eso nos lleva a estas decisiones, que durante los últimos cuatro años hasta en cinco ocasiones se ha tenido que esperar hasta el último día para ver si inscribíamos jugadores. La situación es insostenible y es por eso que hemos dicho basta“.
En ese sentido, “consideramos que el barcelonismo no puede quedarse de brazos cruzados mientras se destruye patrimonio y se pone en riesgo el modelo de propiedad del cub”. Es por ello que no renuncia a ningún paso de los que esté ens su mano: “Estamos valorando todas las opciones para dar voz a los socios y socias y no descartamos una moción de censura”.
Fichar será imposible
Para Camprubí, los problemas se acumulan: “En primer lugar, la imagen que da el Barça institucionalmente de puertas a fuera… Somos un club modélico y ejemplar, ‘més que un club’, y esta imagen resta mucho la esencia de todos los culés. En segundo lugar, existe un riesgo económico y en tercer lugar deportivo. Ningún jugador querrá venir a nuestro club si vamos a poner en riesgo cada seis meses o en cada ventana de fichajes el poder jugar”.

Camprubí Montal, en la presentación de ‘Som un clam’ / VALENTI ENRICH
En lo económico, tiene claro que “el modelo de propiedad está en riesgo porque hemos pasado del círculo virtuoso a un círculo vicioso que está agotando todos los recursos del club y malvendiendo su patrimonio. Cada día nos pone en riesgo”. Además, considera que “el socio cada vez tiene menos influencia y menos peso. Si no volvemos a poner al socio en el centro y gestionamos al club de forma profesional, esto seguirá siendo un riesgo real”.