Open Australia: Sinner debe estimular a Carlitos porque los dioses se alimentan de dioses

Open Australia: Sinner debe estimular a Carlitos porque los dioses se alimentan de dioses


Siempre dijimos que nunca habrá otro Michael Jordan, pero al cabo de los años surgió el fenómeno llamado Kobe Bryant (del que hoy 26 de enero se cumplieron cinco años de su trágico fallecimiento) para desmentir cualquier pronóstico desdichado. Quizá no haya otro Djokovic, ni se repita en una pista el derroche de clase natural de e Federer ni tampoco haya un espejo que refleje lo que fue (competitividad, garra, espíritu) Rafa Nadal, pero el tenis mundial, un generador de grandes referentes, ya tiene a Jannik Sinner y Carlitos Alcaraz. El ciclo de la vida no se detiene en el deporte de alta competición, una de las factorías de mitos más acreditadas, allá donde se hacen tangibles los sueños.

Sinner, 23 años, acaba de ganar en Melbourne el Open de Australia, su tercer Grand Slam, el segundo consecutivo, para reafirmar su supremacía en el ranking ATP, del que es número 1 desde el pasado verano (24 de junio). El alemán Zverev (el mejor que nunca ganó un grande, capaz de vencer a Nadal en Roland Garros y a Djokovic en Australia sin que haya levantado el trofeo) acabó llorando en la red, con esa especie de frustración que te devora cual gusano y te lleva a derrumbarte pensando que, hagas lo que hagas, en el día señalado vas a caer. 

Sinner y Zverev posan juntos tras la ceremonia de entrega de trofeos.

Sinner y Zverev posan juntos tras la ceremonia de entrega de trofeos.LaPresse

El tenista italiano, 21 victorias consecutivas, le consoló en la red (enorme gesto deportivo) después de haberle hecho papilla: no concedió ni una bola de break a lo largo del partido. Para ser natural de San Cándido, Jannik no es ningún incauto. Con su aspecto frágil y su aparente gracilidad, mata a sus rivales suavemente, como la canción, con saques continuos y certeros de 200 km/h, golpes de revés prodigiosos y una enorme mentalidad para salir airoso de las situaciones apuradas: su fiabilidad en los ‘tie-break’ es digna de estudio.

Bienvenidos a una extraordinaria rivalidad: Sinner vs. Alcaraz. Se han repartido los últimos cinco Grand Slam como en los viejos tiempos del Big 3. Para Carlitos, la presencia del crack italiano es un gran problema a la hora de pujar por los grandes títulos, pero al mismo tiempo debería servirle de estímulo para intentar ser el mejor jugador que pueda ser.  Porque los dioses se alimentan con carne de dioses…

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