El último acto de Donald Trump antes de celebrarse su investidura ha sido una una repetición de otros. Con el “make America great again” como eslogan y el ‘YMCA’ de los Village People (baile incluido) como banda sonora.
El Trump de 2025 se presenta con una campaña más oscura y vengativa que nunca. La elección de su retrato oficial parece una clara declaración de intenciones: una imagen de villano, de alguien que, si no necesitara ser constantemente amado y admirado, podría parecer disfrutar del lema de Calígula: “Que me odien, con tal de que me teman”. Trump llega con una larga lista de agravios y enemigos, con planes de purgas en el sistema judicial, el Ejército y entre los congresistas o senadores que no se sometan a su voluntad. Además, trae consigo una estrategia agresiva hacia sus vecinos y aliados, desde Canadá hasta la Unión Europea, pasando por la OTAN.
